La crónica llega desde otra periodista de la emisora Radio Sancti Spíritus, quien cuenta el curioso hecho.

Tras perder su cartera con sus ahorros y sus documentos el locutor y periodista Erick Rodríguez Hernández, perdió las esperanzas, pero una buena samaritana le devolvió la sonrisa:

Llegó con la cartera con más de mil 500 pesos y la devolvió a su legítimo dueño a quien también le entregó todas las tarjetas magnéticas, una memoria de ocho gigas, todas las llaves domésticas y laborales y otros objetos.

Lo había encontrado tan solo algo más de una hora antes, en un banco del parque Serafín Sánchez de Sancti Spíritus cuando apenas empezaba la mañana.

Pero aquella mujer solo necesitó la dirección y el nombre de la víctima, que a esa hora ardía en sudoraciones tras no encontrar la cartera perdida pese a regresar en su rastro cuando advirtió su cara distracción.

Y no lo pensó dos veces. La mujer de marras se fue con su motorina y, no sin trabajo, encontró la dirección y al dueño de su hallazgo, a quien conocía por su rostro en programas televisivos del telecentro espirituano.

Erick Rodríguez Hernández, mi colega, y amigo, se quedó otra vez sin voz y con sudores a la hora en que se disponía ir hasta el banco para bloquear sus tarjetas. Y quiso retribuir tanta bondad, en tiempos en que otros no la piensan dos veces para timar al de lado.

Mas la mujer de la cartera devuelta no quiso decir ni su nombre, quizás porque no aquilató el tamaño de su gesto, quizás porque sintió que no era nada anormal para quien se arropa en la dignidad personal como garantía para quedar bien consigo mismo y no entrar en conflictos con su almohada.

Y por los mandatos de la COVID 19 que nos obliga a cubrir el rostro, tal vez Erick no reconozca mañana a quien le devolvió los colores al rostro y el dinero a su bolsillo. Tampoco podrá reconocer públicamente a quien solo le develó que trabajaba en la Construcción y se conformaba con una larga y sincera amistad.

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