El Ministerio del Interior en Cuba ofrece empleo para ciudadanos de la isla que quieran unirse a las filas militares. Al parecer, el déficit de trabajadores en el Sistema penitenciario es grande por lo que para convertirse en Educador Penal, solo se necesita como requisito tener noveno grado y cursar cinco meses y medio de una preparación.
Para ser oficial Oficial del Sistema penitenciario, el curso es de 11 meses y piden nivel escolar de 12mo grado.
Las propuestas anteriores son para personas entre 18 y 40 años. La nota de la Dirección de Establecimientos Penitenciarios del Ministerio del Interior (MININT) , advierte las siguientes propuestas:
Cadete: Licenciatura en Derecho en la especialidad de Educación Penal (12mo. grado y 4 años de duración de la carrera).
Oficial del Sistema penitenciario: Curso de 11 meses, nivel escolar 12mo. grado o técnico medio, con posibilidades de continuar estudios de la licenciatura en Derecho en la especialidad de Educación Penal, con 1er. año de la carrera convalidado.
Educador penal: Cinco meses y medio, nivel escolar 9no. grado, con posibilidades de superación. Los requisitos para optar por los cursos son aprobar el examen médico y psicológico y tener adecuada conducta social.
Por otro lado, el Ministerio del Interior señala que también tiene empleo para civiles que quieran trabajar, pero no los aclara, en cambio expon que los interesados pueden dirigirse a las Oficinas de Selección en su provincia de residencia o a calle 15 y K, Vedado, Plaza de la Revolución. También pueden llamar a los teléfonos: 7858-3604, 7858-3479 y 7858-3455.
A pesar del hermetismo con que funciona el ejército cubano, informaciones sobre, la difícil situación que se vive en las cárceles de la isla ( manejadas por el MININT), se han filtrado a la prensa independiente.
Recientemente, varios presos comunes recluidos en la cárcel provincial de Guantánamo denunciaron las malas condiciones alimenticias de ese centro penitenciario, también conocido como “El Combinado”. Según denuncian los internos, hay desnutrición y bajo peso entre los reclusos comunes en esa cárcel: “Prácticamente nos están matando de hambre. Nos dan un medallón con un poquito de arroz, mal elaborado, y en otras ocasiones nos dan como un agua de sopa, con un color medio rojizo. Yo quería enseñarle a mi hermana en la visita lo que nos dan aquí de comer para que el mundo lo viera, pero me fue imposible”, dice uno de los testimonios de los convictos.