El círculo infantil Conchitas de Mar, ubicado en el reparto Turey de Baracoa, ha tenido que modificar radicalmente su funcionamiento debido a la aguda crisis energética que atraviesa Cuba.
En pleno 2025, el centro prepara los alimentos de más de 200 niños utilizando hornos de aserrín, carbón y leña, ante la falta de gas licuado y electricidad.
Según informó Radio Baracoa a través de su perfil de Facebook, esta institución, como muchas otras en el país, ha comenzado a aplicar otras medidas ante los continuos apagones. La subdirectora, Niubis Pérez Navarro, explicó que actualmente los niños se reciben hasta las 9:00 a.m. y pueden ser recogidos a partir de las 12:30 p.m., en correspondencia con los ajustes laborales del territorio.
Aunque se insiste en que las actividades pedagógicas no se han interrumpido, la imagen de niños pequeños comiendo alimentos cocinados con leña revela una precariedad que difícilmente puede ser disfrazada de 'normalidad. La directiva "asegura" que, a pesar de las limitaciones, los infantes siguen recibiendo su dieta establecida y que ya se trabaja en el plan vacacional del verano.
Esta situación no es aislada. En mayo, la provincia de Artemisa implementó medidas similares: horarios escolares más flexibles, estudiantes sin uniforme y reducción de sesiones docentes cuando no se podía garantizar una merienda escolar.
Lejos de ser respuestas excepcionales, estas decisiones institucionalizan una realidad marcada por la escasez y la improvisación.
Poco después, en Guantánamo, se aplicaron medidas parecidas en escuelas y círculos infantiles debido a los apagones. Aunque las autoridades reiteraron la continuidad del curso escolar, las quejas de padres y madres en redes sociales fueron contundentes: agotamiento físico y emocional de los niños, falta de alimentos, interrupciones constantes en el aprendizaje y condiciones insalubres.
La crisis energética ha empujado al país a un escenario impensable hace apenas unos años. Cocinar con leña en centros infantiles en 2025 no es un símbolo de adaptación, sino un síntoma de colapso. La escasez de electricidad, la obsolescencia del sistema energético y la falta de alternativas sostenibles afectan todos los aspectos de la vida cotidiana, especialmente la educación y la alimentación de los más vulnerables.
Más que un reto logístico, lo que enfrentan los círculos infantiles es una amenaza directa al bienestar y la dignidad de la infancia cubana. A pesar de los esfuerzos de trabajadores y familias, las soluciones implementadas son, en esencia, respuestas de emergencia que no resuelven la raíz del problema: la profunda crisis estructural que atraviesa el país.
El descontento universitario se traslada a las calles tras aumento de tarifas de internet
Hace 1 día
Tres cubanos son condenados en Michigan por intentar robar un invernadero de marihuana
Hace 19 horas