Un brote de sarampión en Texas ha generado gran preocupación tras la confirmación de la primera muerte asociada al virus en el estado. La víctima, que estaba hospitalizada en el oeste de Texas, falleció a causa de complicaciones del sarampión, según indicó Melissa Whitfield, portavoz de la clínica Texas Tech University Health Sciences Center. Hasta el momento, no se ha revelado la identidad ni la edad del fallecido.

El brote ha afectado a al menos 124 personas en nueve condados de Texas y ha extendido su impacto a Nuevo México, donde se han registrado nueve contagios adicionales. Este alarmante aumento de casos ha reavivado la discusión sobre la importancia de la vacunación en un contexto donde el sarampión, que alguna vez fue considerado erradicado en los Estados Unidos, parece estar ganando terreno nuevamente.

El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa que se transmite a través de gotitas respiratorias. Es tan contagioso que puede permanecer en el aire por hasta dos horas después de que una persona infectada haya estado en un área cerrada, lo que facilita su propagación en entornos públicos. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), nueve de cada diez personas susceptibles contraen el virus si están expuestas.

Aunque la mayoría de los niños infectados se recuperan sin mayores complicaciones, el sarampión puede tener consecuencias graves, incluyendo neumonía, ceguera, encefalitis (inflamación cerebral) y, en casos más extremos, la muerte. Estos riesgos pueden prevenirse de manera efectiva mediante la vacunación con la vacuna MMR (sarampión, paperas y rubéola), que ha sido clave en la lucha contra la propagación de la enfermedad.

El regreso del sarampión en los Estados Unidos ha sido impulsado en gran parte por la caída en las tasas de vacunación en ciertas comunidades, especialmente entre los padres que optan por no vacunar a sus hijos por diversas razones. El brote en Texas y Nuevo México pone de manifiesto la vulnerabilidad de aquellos que no están protegidos por la vacuna. Como resultado, muchos padres en las zonas afectadas están reconsiderando sus decisiones y eligiendo vacunar a sus hijos para evitar que el virus se propague aún más.

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